Un paso crucial, pero a menudo subestimado, es el calentamiento previo a un torneo. Su objetivo principal es preparar gradualmente el cuerpo para la actividad física mediante la estimulación de los sistemas neurológico, cardiovascular y musculoesquelético. Un calentamiento adecuado permite un mejor rendimiento en las competiciones y reduce el riesgo de lesiones.
El cardio ligero es la etapa inicial. Puede incluir caminar de forma activa, saltar a la comba o correr gradualmente. Es fundamental evitar el exceso; el cuerpo necesita de 5 a 10 minutos para «despertarse» y comenzar a funcionar de forma más activa. Los músculos se vuelven más elásticos y menos susceptibles a los esguinces como resultado de esta actividad, que eleva su temperatura.
El estiramiento dinámico es el segundo elemento. Se trata de ejercicios móviles que estiran los músculos inmediatamente hasta su longitud máxima. Por ejemplo, las zancadas que implican movimiento, balanceos de piernas y círculos con los brazos. Los grupos musculares que se utilizarán para la carga principal se activan mediante el estiramiento dinámico.
El tercer paso es imitar los movimientos de competición. Por ejemplo, si corres, realiza algunas aceleraciones, o pases o patadas suaves si juegas al fútbol. Esto envía una señal clara al cuerpo y al cerebro de que es hora de actuar.
Antes de entrenar o competir, se deben evitar los estiramientos estáticos, ya que pueden reducir el rendimiento y la potencia explosiva de los músculos.
El secreto para la estabilidad, la confianza y, sobre todo, la salud del atleta es un calentamiento constante y adecuado.